Alfredo Cáliz

Alfredo Cáliz

Fotógrafo de personas,
lugares y cosas

Edita 2 sardinas ediciones.
en Laboratorio para el Arte by Estudios Durero. Bilbao.
Fotografía y textos: Alfredo Cáliz.
Textos originales: Claros de bosque. María Zambrano./“Blanco”. Los libros suicidas (Horizonte árabe). Dionisio Cañas./“Gris”. Gregorio Apesteguía./ Te envío un rojo cadmio. John Berger./“When you are old”. The Collected Poems. William Butler Yeats.
Diseño e ilustración: Dr. Martínez.
Fotomecánica y preimpresión: Jorge Alonso y Negromate Ediciones.
Campaña crowfunding: Paco Gómez.

Extracto del texto de introducción.

Las fotografías de este libro están tomadas en Irlanda. Todas en Irlanda. Mejor dicho, están hechas en Irlanda. Enfatizar la diferencia entre tomar y hacer puede parecer extraño. Hoy son muchas más las fotos que se toman que las que se hacen. Una fotografía se hace para ser observada, para ser contemplada, y se toma por el mero hecho de tomarla. Se toma, se lanza a una nube y se olvida. No digo que eso no pueda ser hasta un alivio, un aligerarse de peso, sin embargo las fotografías de este libro fueron hechas durante dieciséis años en Irlanda. Más concretamente, en los dieciséis veranos que pasamos en Irlanda. Puede sonar ingenuo y hasta absurdo que se hicieran para ser observadas. Esa es la realidad, observadas por alguien que cerrara un círculo y las diera sentido…

Cada verano abríamos la puerta de madera que pintamos de rojo y allí todo permanecía intacto, como lo habíamos dejado el verano anterior, varado en el tiempo, un tenue reflejo del pasado. Las vacaciones empezaban en el mismo punto donde acabaron las anteriores. Una ilusión de continuidad donde el resto era un lapsus y las vacaciones la vida…

“Ya vuelven las golondrinas” decía el tío Tony cada verano a nuestra llegada. Este libro podría haberse llamado Fotografías como golondrinas. Siempre me gustó la imagen de mi familia como una bandada de golondrinas, sobrevolando la isla del conejo o las dunas de Long Strand. También podría haberse llamado Libro de familia, pero es aséptico y burocrático para un conjunto de fotos tan personales. Hay familia, hay amigos y hay tiempo. Fotografías que acompañan el paso del tiempo. Porque el tiempo es la materia de la que están hechas las
fotografías. Toda fotografía es una pequeña muerte, también una alianza. Un pacto por el cual estás dentro pero a salvo. Hace unos años hice una primera maqueta artesana hecha con cartones, pegada con celo, con fotos en color
y en blanco y negro titulada You in Ireland. Mi hijo Joel se autodenominaba You; fue una de las primeras palabras que dijo en inglés. Aún no había nacido Liam. Ahora que somos más, más mayores, más personas, lo he titulado “We” in Ireland. We somos nosotros, e Irlanda no es sino un pequeño pueblo de pescadores que se llama Union Hall y sus alrededores. Si miras el mapa, en la parte inferior de la isla, imagina que las penínsulas son como cabellos. Pues en la última de esas cabelleras arrastradas por el viento del Atlántico, allí pasó todo lo que puedes ver en las fotografías de este libro. Es probable que no pasara exactamente lo que ves. Es propio de la fotografía el disfrazarse de verdad aunque no supere la categoría de apariencia. También puede suceder que, aunque no hayas estado jamás en Irlanda, todo te resulte familiar. Hay un hilo invisible que hace que los objetos se compenetren entre sí, que une tu mesa con mi mesa; un coche abandonado con el coche de tu abuelo. Un eco extraño y sutil que conecta la experiencia ajena con la personal y más íntima.

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